maquinaría empleada en la manufactura consiste en «trabajo fabril» añadido (pretérito y presente), que se descompone en salarios y ganancia (en trabajo pagado y trabajo no retribuido). Por tanto, la parte del capital que aquí se adelanta (aparte del contenido en la materia prima de las máquinas) está formada solamente por salarios; por consiguiente, no sólo incrementa la magnitud del capital adelantado, sino que incrementa también el volumen de la plusvalía que hay que calcular sobre este capital adelantado, es decir, la ganancia.
(Lo erróneo de este modo de calcular [está] siempre en que, por ejemplo, el déchet [83] de la maquinaria o de las herramientas, contenido en la maquinaria misma, en su valor, aunque en último análisis pueda reducirse a trabajo , ya sea al que se contiene en la materia prima, o ya se trate de la materia prima transformada en maquinaria, etc., este trabajo pretérito , no vuelve a entrar ya en la ganancia ni en el salario, sino que, en la medida en que no cambie el tiempo de trabajo necesario para su reproducción, sólo actúa ya como condición de producción producida, que, sea cual fuere su valor de uso en el proceso de trabajo, en el proceso de producción sólo figura como valor del capital constante. Esto es muy importante y ha sido expuesto ya por mí al investigar el cambio entre el capital constante y el ingreso. (21) Pero habrá de desarrollarse, además, en la sección dedicada a la acumulación del capital).
En lo tocante, por el contrario, a la agricultura —es decir, a la mera producción de producto bruto o a la producción originaria—, esta parte del capital constante no puede en modo alguno, cuando se trate de la compensación entre las empresas «producción originaria y fabricación », concebirse de otro modo que como partida que entra en el capital agrícola sin incrementar la plusvalía de ésta. Si el trabajo agrícola se torna más productivo como consecuencia del empleo de maquinaria, etc., resultará serlo tanto menos cuanto más alto sea el precio de estas máquinas, etc. Lo que incrementa la productividad del trabajo agrícola o de [68] cualquier otro trabajo, es el valor de uso de la maquinaria, y no su valor . De otro modo, podría también decirse que la productividad del trabajo fabril se halla condicionada, sobre todo, por la existencia de la materia prima y por sus cualidades. Pero lo que constituye una condición de producción para la industria es, a su vez, el valor de uso de la materia prima, y no su valor. El valor [, aquí,] es más bien a drawback [84] . A la maquinaria se puede, pues, aplicar mutatis mutandis lo que el señor Rodbertus dice del «valor material» in respect to the industrial capital . [85]
«Por ejemplo, el trabajo de costo del producto específico, que es trigo o algodón, no puede considerarse como codeterminado por el trabajo de costo que debe imputarse al arado o al gin » [86] en cuanto máquina (como tampoco el trabajo de costo que haya que imputar a un canal de desagüe o a un edificio para establo). «En cambio, el valor de la máquina o de las máquinas forma parte del patrimonio-capital sobre que el poseedor tiene que calcular como ganancia la parte de la renta que corresponda al producto bruto» ( Cf . Rodbertus. p. 97). (22)
Dicho en otras palabras: La parte del valor que en trigo o en algodón representa el valor del desgaste del arado o del gin no es el resultado del trabajo de labranza o del trabajo de separar la cápsula del algodón de su simiente, sino el resultado del trabajo invertido para fabricar el arado o el gin . Y esta parte de valor entra en el producto agrícola sin ser producida en la agricultura. No hace más que pasar por sus manos, ya que se limita a reponer nuevos arados y nuevos gins , comprados al fabricante de maquinaria.
Esta maquinaria empleada en la agricultura, las herramientas, los edificios y otros productos de la fabricación, están formados por dos partes: I) las materias